Si el capuchino es el niño guapo de la familia cafetera, el café irlandés es sin duda el travieso.
El café irlandés es uno de los cafés más populares del mundo y no es casualidad, la mezcla entre un buen café arabica y un whisky irlandés y un poquito de nata es un motivo de disfrute y alegría en cualquier lugar del planeta.
Historia del café irlandés
En 1943, un vuelo en barco de Pan Am a Nueva York volvió a Foynes debido al mal tiempo. Se le pidió a Sheridan que regresara al aeropuerto para preparar comida y bebidas calientes para los pasajeros congelados.
Con la esperanza de calentar a los viajeros, Sheridan puso un buen whisky irlandés en sus cafés y lo cubrió con crema de leche.
Cuando los pasajeros le preguntaron si había usado café brasileño, Sheridan respondió: «No, era café irlandés».
El café irlandés se convirtió en un gran éxito y en una especialidad del aeropuerto. En 1952, después de la guerra, el Café Irlandés fue introducido en los Estados Unidos por el escritor de viajes, Stanton Delaplane. Lo trajo a la atención de Jack Koeppler, un barman del Hotel Buena Vista en San Francisco y lo persuadió para que lo recreara.
La crema siguió hundiéndose cuando Koeppler intentó hacer la bebida, así que viajó a la fuente, el Chef Joe Sheridan en Limerick, Irlanda, para aprender la forma correcta de hacer este delicioso café.
Variaciones del café irlandés
Aunque el whisky, el café y la crema son los ingredientes básicos de todo el café irlandés, hay variaciones en la preparación: la elección del café y los métodos utilizados para prepararlo difieren significativamente. El uso de máquinas de café expreso o de cafeteras totalmente automáticas es típico en la actualidad: el café es un café americano (expreso diluido con agua caliente) o algún tipo de café de filtro, a menudo hecho con una cápsula de café.
La crema usada en algunos bares para hacer lo que se vende como «café irlandés» a veces se rocía desde una lata. Algunos camareros agitan suavemente la crema fresca para lograr una capa suave en la parte superior del café.
Aquí en España es común ver servir el café irlandes con una capa inferior de whisky, después café encima y arriba la nata montada.
Como preparar un buen café irlandés
Lo importante a la hora de preparar este café es muy importante mirar las proporciones. En muchos sitios recomiendan “quemar el whisky” junto al azucar para obtener un licor.
Siendo purista el proceso es el siguiente:
- En una copa alargada, añadir dos cucharadas de azucar. Dependiendo del tipo de azucar tendrá un sabor u otro, no recomendamos pasarnos de azucar porque podría aniquilar el resto de sabores y hacerlo empalagoso.
- Echar un poco de whisky en la copa, idealmente un buen whisky irlandés. Remover hasta que quede todo bien mezclado.
- A la vez ir preparando una taza de café bien cargado. Idealmente utilizar un café 100% arábica y de un tostado moderado. Buscar cafés con una cierta textura cremosa para un efecto increible.
- Poner nata montada por encima.