Café Tortoni en Buenos Aires: Historia y Datos curiosos

Café Tortoni en Buenos Aires: Historia y Datos curiosos

Café Tortoni | Cafeterías con Historia

En la Avenida de Mayo número 825 de Buenos Aires, se levanta un edificio de suma importancia para la historia y la cultura de Argentina. Tras su letrero de grandes letras rojas, se esconde un café de mesas de mármol y columnas de madera por el que han pasado grandes personalidades.

Historia del café Tortoni

Fue en 1858, cuando un inmigrante francés decidió abrir el que sería el primer café de Buenos Aires. Aquel señor de apellido Touan quiso llevar a Buenos Aires un trocito de su país natal con la apertura de un negocio que compartía nombre con el famoso Café Tortoni de París.

El Café Tortoni de París fue un lugar singular de gran importancia en el siglo XIX. Fue fundado por un heladero veneciano llamado Velloni y se encontraba en el Boulevard des Italiens, haciendo honor a su origen. Con la apertura de este primer café, Velloni decide abrir otros locales similares por la ciudad. Sin embargo, pese al éxito de sus cafés, el heladero veneciano no era muy bueno regentando negocios. Es por ello, por lo que le pide ayuda a Francois Xavier Tortoni, de origen romano. Así, con el paso de los años, la propiedad del café pasa a Tortoni, quien le pone su nombre al negocio. 

Los clientes del café Tortoni tomaban helados y degustaban bebidas, como el café o el chocolate caliente, mientras jugaban al billar y hablaban de arte. Así, con el paso del tiempo, el lugar se convirtió en un imprescindible para los artistas e intelectuales de la época, quienes tomaban helado en el café Tortoni a la salida de la Ópera. Dumas, Victor Hugo y Manet fueron algunas de las personalidades en dejar su huella en aquel café. 

Así, teniendo en cuenta la fama y el éxito internacional del Café Tortoni, no es de extrañar que un francés recién aterrizado en Buenos Aires quisiera montar un negocio similar en la capital argentina. No obstante, al Café Tortoni de Buenos Aires tardó en llegarle el éxito. No fue hasta mediados de los años 20, cuando la cafetería triunfó entre los artistas del momento.

Datos curiosos sobre el Café Tortoni

  1. Pese a que su apertura fue en 1858, la característica fachada del Café Tortoni no fue instalada hasta 1918. Fue el arquitecto noruego Alejandro Christophersen el encargado de diseñar la famosa fachada de hierro.
  2. En 1926, el café acogió a La Peña del Tortoni, un conjunto de personalidades del mundo del arte que se reunían en el subsuelo del café para dar conferencias, organizar exposiciones o prestar audiciones literarias y musicales. Fue el pintor Benito Quinquela el líder de la que se convertiría en la mayor peña literaria y artística de Buenos Aires.
  3. El cantante Carlos Gardel contaba con su propia mesa en el local. Según el poeta argentino Enrique Cadícamo, el cantante se sentaba en un lugar estratégico junto a una ventana para poder conversar con sus amigos sin que sus admiradores le molestasen.

Artistas que pasaron por allí

El Café Tortoni se convirtió en el punto de encuentro de múltiples artistas e intelectuales del momento. Federico García Lorca, Raúl González Tuñón, Julio Cortázar y Borges fueron algunos de los literatos que se sentaron en el café. Sus mesas de mármol veteado eran la ‘Mesa Redonda’ en torno a la cual se reunían a discutir sobre arte, política y sociedad. También eran clientes habituales cantantes como Carlos Gardel, filósofos como Ortega y Gasset y científicos como Albert Einstein.

La Peña del Tortoni

Tal y como hemos mencionado en los datos curiosos del Café Tortoni, el negocio le prestó su nombre y su sótano a una peña literaria de gran importancia en Buenos Aires. La Peña del Tortoni estuvo en funcionamiento desde 1926 hasta 1943, con Benito Quinquela al mando. El pintor argentino obtuvo la idea tras un viaje a Francia, país en el que, como en el resto del continente europeo, estas agrupaciones eran muy comunes. 

En un primer momento, la peña escogió el Café La Cosechera como lugar de encuentro. Sin embargo, los dueños del negocio pusieron límites a los tertulianos. Aquellos artistas no eran gente de dinero, por lo que contribuían pobremente a la caja del local. Además, ocupaban las mesas durante horas, evitando que entraran nuevos clientes. 

Fue por este motivo por el que ‘La Peña’ decidió moverse al Café Tortoni. Sin embargo, con el paso del tiempo, los hechos volvieron a repetirse y el Café Tortoni se encontró en la misma encrucijada que La Cosechera. Fue así, con el miedo de quedarse sin cobijo, como a Quinquela se le ocurrió proponerle a Pedro Curutchet, dueño del café, que habilitase en el sótano un lugar en el que pudieran reunirse.

De esta manera, los artistas no supondrían una pérdida económica para el negocio y, al mismo tiempo, dotarían de prestigio al local.

Arte y espectáculo

En aquel mismo sótano en el que La Peña del Tortoni encontró su refugio, a día de hoy se celebran espectáculos de tango. Así, los asistentes pueden disfrutar de una cálida cena con el acompañamiento de apasionados bailarines moviéndose al ritmo de la música.

Qué pedir en el Café Tortoni

Si estás de paso por Buenos Aires, te animamos que vayas al Café Tortoni a cenar un bocadillo Gatsby o una carne a la parrilla mientras respiras el aire con aroma a arte e historia. Si tienes la ocasión de repetir, ve una segunda vez para probar su chocolate con churros y su cafe. 


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